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El crecimiento de los evangélicos en España alarma a la Iglesia Católica




El papa puso el dedo en la llaga: "La fe se debilita hasta extinguirse" en algunas naciones. Precisamente en aquellas que fueron "ricas de fe y vocaciones". Y aunque no la citó, España es una de ellas. Pero si la fe católica pierde terreno, otras lo ganan. La profesora de Antropología de la Universidad de Sevilla Manuela Cantón Delgado resume la cuestión: "Se extingue la fe de los católicos, pero no la de sus primos hermanos, los protestantes. Ésta sube de manera imparable". Especialmente entre el pueblo gitano. 

 
Los datos lo atestiguan: hace un siglo, había 4.000; llegaron a los 22.000 durante la República, en 1932; el franquismo los redujo a 7.000; hoy suman 400.000. Más casi otro millón de inmigrantes, según los datos de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (Ferede).

¿Cuáles son las razones del aumento de los evangélicos o protestantes? Desde luego, como señala el joven pastor sevillano José Pisa, nieto del primer pastor evangélico gitano, en primer lugar está la democracia: "Con el franquismo era difícil reunirse; con libertad de expresión y libertad religiosa, nos hemos podido extender más y mejor". Y añade Jorge Fernández Basso, responsable de Comunicación de Ferede: "El cristianismo evangélico-protestante es dinámico y participativo y tiende a crecer donde hay libertad".

La profesora Cantón, que investiga desde hace 20 años el movimiento evangélico en América Latina y España, afirma que "el catolicismo lleva mucho tiempo en retroceso ante las iglesias evangélicas, mucho más flexibles". Una comunidad de fe que, en palabras de esta experta, al ser más participativa y contar con centros de culto más pequeños, provocan un mayor conocimiento y apoyo mutuo entre sus fieles. Por el contrario, la Iglesia católica mantiene una "organización muy vertical".

RAZONES SOCIALES DEL CRECIMIENTO
¿Cuál es el origen social de los evangélicos? Los primeros protestantes españoles, hace ya cuatro siglos, pertenecían a las clases altas e ilustradas. Hoy la gran masa de creyentes son de clase media y en ocasiones vecinos de barrios marginales.

Algunos expertos señalan que crecen porque se ha producido una "retirada" de la Iglesia católica de esos barrios. La profesora Cantón prefiere hablar, más que de una retirada, de "un cierto rechazo a la Iglesia católica española actual, tan reaccionaria, que se manifiesta de manera pavorosa y nos trae recuerdos que nos estorban".

La presencia cada día más intensa de pastores evangélicos en las zonas deprimidas de las ciudades españolas es pues otra de las razones de su crecimiento. Sin que ello signifique que todo lo católico haya sido barrido de esos barrios. Porque la semilla de la Iglesia católica obrera de los años cincuenta y sesenta pervive aún en muchos lugares.

El sacerdote católico Gabriel Delgado Jiménez es un buen ejemplo. Director del Secretariado de Migraciones del obispado de Cádiz, Delgado es heredero del pensamiento de los curas obreros desde que fuera trabajador de Astilleros. Hoy realiza una encomiable labor entre los jóvenes gaditanos y los inmigrantes. Delgado prefiere hablar de "diferentes estrategias" entre los católicos y otras confesiones. "Los mormones, los testigos de Jehová o los evangélicos de Filadelfia van a la conquista de la gente. Nosotros no tenemos esa estrategia de caza y captura del feligrés", señala. "Lo nuestro es más presencia y más compromiso".

El cura Delgado afirma: "En mi diócesis siempre hemos estado presentes en las calles; hace años, estábamos en las fábricas, ahora con los inmigrantes". Pero la opinión que se recoge en los barrios más marginales es que lo católico se ha visto reducido a su mínima expresión, mientras que lo evangélico se perfila como la religión de los pobres.

José Jiménez, de 42 años, es gitano, vendedor ambulante y pastor evangélico en uno de esos barrios. Dirige la Iglesia Evangélica La Unción en la zona más conflictiva de Sevilla, las Tres Mil Viviendas. Un barrio donde la policía, los partidos políticos, los servicios básicos del Estado han permanecido ausentes durante muchos años; un barrio de 20.000 habitantes, de los que casi la mitad son analfabetos y están en paro; un barrio batido por la droga, donde los bomberos dejaron de actuar, los carteros pasaban de largo, los autobuses no llegaban y ni siquiera se recogía la basura.

El pastor Jiménez llegó al culto de la mano de su compañera poco antes de casarse. "Hasta entonces, yo era un pecador, había hecho cosas malas". Hoy, trabaja para recuperar "a personas que no andan por un camino recto, pues aquí hay prófugos que huyen de la policía, atracadores, secuestradores".

A través de la Federación de Asociaciones Cristianas de Andalucía (FACA), los evangélicos gitanos han desarrollado un sinfín de programas sociales. Entre los más importantes, los de rehabilitación de drogadictos. La profesora Cantón afirma que "muchas familias gitanas se hacen religiosas sólo para huir de la droga". Como le dijo un rehabilitado, su "terapia se llama Jesús de Nazaret".

Además de esta labor social, los gitanos se sienten cómodos en las iglesias evangélicas porque, según la profesora Cantón, en estos cultos "ellos son los protagonistas, los pastores son gitanos como ellos, mientras en la Iglesia católica se consideran marginados".

LA IMPORTANCIA DE LA BIBLIA
El pastor Jiménez se sirve de la palabra sagrada para ayudar a sus vecinos. Una palabra que ha aprendido "en el libro". El libro es la Biblia. Su conversación está plagada de citas bíblicas que ha memorizado tras una lectura cotidiana. Algo que los católicos no hacen con la frecuencia debida, como señalaba el Papa la semana pasada en la inauguración de la XII edición de la asamblea general ordinaria del sínodo de los obispos. Benedicto XVI recomendó su lectura, porque en la Biblia se encuentra "el mensaje consolador".

Si los católicos leen poco la Biblia, los evangélicos, todo lo contrario. El año pasado se vendieron en España 86.468 ejemplares de la Biblia Reina-Valera (en castellano, euskera, catalán y asturiano), la más apreciada por los protestantes, según datos de la editora Sociedad Bíblica de España. A los que hay que sumar otras casi 20.000 importadas. Unas cifras que han duplicado las de los últimos cuatro o cinco años. En el mundo se vendieron el pasado año casi 27 millones de ejemplares en español.

Mientras en los hogares católicos apenas si se encuentra un ejemplar de los Evangelios, entre los evangélicos lo usual es que cada miembro de la familia tenga su propio ejemplar de la Biblia. "Incluso dos o tres cada uno", señala Lola Calvo, responsable de Comunicación y Desarrollo de la Sociedad Bíblica.
La pasión por la Biblia llega al extremo de que los jóvenes evangélicos practican la "esgrima bíblica". Eliseo Vila, director de la Editorial Clie, con más de 2.500 libros cristianos en español, explica este singular deporte: "Con la Biblia en mano y cerrada, uno indica un texto bíblico por su referencia, por ejemplo Juan 3:16, y gana el que primero encuentra el texto y lo lea, suponiendo que no lo cite de memoria".

También memorizan la Biblia muchos gitanos que apenas sí saben leer, algo que se produce en un porcentaje inusualmente bajo, ya que los pueblos protestantes se han distinguido siempre por su alto índice de alfabetización, entre otros factores por este primordial de poder leer la Biblia.

Un total de 150.000 gitanos de toda España son evangélicos, según la Federación de Entidades Religiosas. Están agrupados en unos 700 centros de culto, la mayoría pertenecientes a la Iglesia Evangélica de Filadelfia.

Los evangélicos gitanos representan alrededor del 10% del total de creyentes que residen en España. Pero son más de la tercera parte de los evangélicos españoles de nacimiento. Juan Ferreiro, subdirector general de Coordinación y Promoción de la Libertad Religiosa del Ministerio de Justicia, fija en alrededor de 1,3 millones (cifra no oficial) el número de evangélicos residentes en España. Ferede la eleva al millón y medio. De ellos, 800.000 son inmigrantes comunitarios que viven en España más de seis meses al año; 400.000 españoles y el resto inmigrantes de diversos países, entre los que destaca el colectivo rumano, cada vez más numeroso.

El Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia tenía contabilizadas en junio de 2008 un total de 1.437 iglesias evangélicas. Ferede, por su parte, tiene registrados 2.600 centros de culto, más otros 500 independientes. Algunas iglesias tienen varios centros de culto, pero un solo número de registro. Madrid, Barcelona, Valencia y algunas capitales de Andalucía son las que registran mayor número de fieles.

EL ESTADO Y LAS “OTRAS” CONFESIONES
En 1992, el Estado firmó acuerdos de cooperación con tres religiones de notorio arraigo, evangélica, musulmana y judía. Entre otras cosas, el Estado costea la enseñanza de esa religión en centros oficiales. En 130 escuelas se imparte protestantismo y en 41, islamismo. La Fundación Pluralismo y Convivencia, creada en 2005 por el Ministerio de Justicia, ha distribuido en sus tres años y medio de existencia más de 14 millones de euros entre las tres federaciones religiosas que suscribieron aquellos acuerdos. Hasta mayo de 2008, éstas son las ayudas percibidas: evangélicos, 6.149.886 euros; musulmanes, 5.887.825; judíos, 2.130.873.

El pastor Bernardo Serrano, de 54 años, ha recibido tres subvenciones de la Fundación Pluralismo para programas de integración en su Iglesia Apostólica Pentecostal de Antequera (Málaga), una de las mayores de Andalucía. Uno de los que más éxito ha tenido es el de Cine Cero Cero. O sea, cine sin alcohol más película que resalte los valores humanos, como Carros de fuego. "Buscamos alternativas al botellón entre los jóvenes".

DATOS
Serrano realizó un estudio sociológico en 2007 entre las 546 iglesias evangélicas de Andalucía. Los resultados apuntan en la dirección del crecimiento: en 1970 había 59 congregaciones; en 2008, sumaban 546. El número de miembros practicantes, es decir bautizados, se elevó de los 16.000 a los 40.000. A ellos hay que añadirle 67.000 extranjeros.

Según el estudio, el perfil del evangélico andaluz, que puede ser extrapolado al resto de España, es el siguiente: clase media baja (85%), entre los 26 y los 40 años (el 40%) y con estudios secundarios (56%). Hay mayoría de mujeres en un porcentaje muy similar al de la población en general (52,55%).

Además de los barrios, los evangélicos trabajan en cárceles y hospitales. "En algunas prisiones acuden ya más presos a nuestros cultos que a los católicos", dice el pastor Serrano, y cita el caso del penal de El Dueso, en Cantabria.

Toda esta labor, ¿pasa inadvertida a los partidos políticos? No, claro. Así lo expresa el pastor gitano Pisa: "Nos han propuesto de todo: alcaldías o ser el brazo del alcalde de turno. Los políticos andaluces saben que detrás hay 150.000 votos directos y medio millón indirectos". Pero ellos se mantienen lejos de la tentación: "Votamos en conciencia, no recomendamos ninguna opción".

No la recomiendan, pero la llevan en su corazoncito. El pastor malagueño Miguel Rueda, de 58 años, compañero de Serrano, cree que los de su generación son mayoritariamente de izquierda, como él mismo, "por el rechazo y la persecución que hubo en el franquismo". En resumen: la dictadura abonó la semilla evangélica, que creció y se multiplicó en democracia.

Fuente: El País. Redacción: ACPress.net

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Los impuestos en tiempos de Jesús


Impuestos imperiales

En la época de Jesús no existían naciones como hoy las entendemos, sino imperios y estados vasallos. El imperio que gobernaba los destinos judíos era el romano, y por la ápoca de Jesús, el reino más o menos amplio que gobernó Herodes hasta el año 4 a.C. fue dividido a su muerte en un conjunto de tetrarquías (unas divisiones de menor categoría que el reino). 
Herodes Antipas se hizo cargo de Galilea y Perea; su hermano Arquelao, y luego un prefecto romano, se hicieron cargo de Samaría, Judea e Idumea, en este caso formando una etnarquía; Herodes Filipo de Batanea, Panias, Gaulanítide y Traconítide; Salomé, una hermana de Herodes, de las ciudades de Jamnia, Azoto y Fáselis. Por otra parte, existió en medio de estos territorios una zona llamada Decápolis, una liga de ciudades gobernadas de forma independiente.
El poder gobernante final estaba en manos del emperador y las familias aristocráticas romanas. Ellos eran quienes ejercían el derecho a recaudar impuestos en sus territorios anexionados, y en caso de rebelión, enviaban implacables sus tropas.

Pero la recaudación de impuestos, que era el eje central que condicionaba la vida económica de la época, no se realizaba de forma simple y directa, sino que se desplegaba a través de toda una telaraña y toda una jerarquía de puestos hasta que se efectuaba sobre el habitante común.

Esta jerarquía se puede resumir del siguiente modo:

1. El emperador y la aristocracia
Los emperadores fueron los mayores multimillonarios de la época gracias unos ingresos desproporcinados que obtenían sobre todo de tributos anuales directos que ejercían sus reyes-cliente sobre la tenencia de la tierra y sobre las personas físicas (Mc 13 12-17, Josefo BJ II 403 y 405). En segundo lugar, se enriquecían mediante impuestos indirectos de varias clases, inclusive honorarios de aduana en puertos y caminos (Plinio, Historia Natural 12,32, 63-65). Por último, eran beneficiarios del testamento de sus reyes-cliente, y esta última fuente no era nada despreciable. Josefo informa de que Herodes el Grande, por ejemplo, legó a Augusto 1000 talentos (unos 6 millones de denarios), y Julia, esposa de Augusto, 500 talentos (Josefo AJ XVII 146 y 190). Suetonio dice que en los últimos veinte años de su reinado, Augusto recibió 1400 millones de sestercios de testamentos (“Augustus”
101).
El talento de plata, que en realidad era una medida de peso (35 kg), se correspondía proximadamente con 6000 dracmas en época antigua, y con la misma cantidad de denarios. Pero esta medida de dinero no era muy precisa y fluctuó en la época de Jesús.

2. Los reyes – cliente y los prefectos
Debajo del emperador están los reyes-cliente, como Herodes padre, y después sus hijos Arquelao, Herodes Antipas y Herodes Filipo. Del mismo modo, si no resultaba conveniente que gobernara un reyezuelo local, el emperador podía echar mano de gobernadores romanos. Durante el período de la vida de Jesús, esto es lo que sucedió con la etnarquía de Arquelao, que pasó a manos de un prefecto romano.
En cuanto a Herodes el Grande, éste ganó fama de derrochador. Josefo dice de él: “Como gastaba más de lo que le permitían sus recursos, tenía que mostrarse duro con sus súbditos”. Sus cuantiosos ingresos mediante impuestos le granjeó no pocas antipatías entre el pueblo. Su hijo Arquelao, como él, se sobrepasó tanto en estas cuestiones y gestionó tan mal su etnaquía, que Augusto no dudó en deponerle, desterrarle y confiscarle todos sus bienes, colocando a un prefecto romano.
Tanto los reyes-cliente como los prefectos deben ganarse la confianza del emperador. Su cargo no es vitalicio. Saben que en cualquier momento pueden ser depuestos y sustituidos por otro soberano de mayor confianza. Por ello, debían estar prestos a satisfacer al emperador haciéndole todo tipo de halagos. Por ejemplo, Antipas construye Tiberias en honor del emperador Tiberio y su hermanastro Filipo refuerza Betsaida renombrándola como Julias, en honor de una hija del César, según Josefo.
Cada división administrativa tenía aplicadas unas rentas anuales. Arquelao estaba obligado a pagar 600 talentos ó 3,6 millones de denarios (según menciona Flavio Josefo en AJ 17, 318), Herodes Antipas 200 talentos ó 1,2 millones de denarios, Filipo 100 talentos ó 600.000 denarios, y Salomé 60 talentos.
Sin embargo, estas fueron las cantidades a la muerte de Herodes el Grande, cuando su reino fue dividido por Augusto en tetrarquías. Muy posiblemente, en tiempos del Jesús adulto, treinta años después, estos impuestos fueran bastante mayores. Podemos deducir esto al comprobar que los 960 talentos exigidos entre todas las tetrarquías pasaron a ser 2000 talentos (¡más del doble!) con Agripa I, en tiempos de Calígula, 38 d.C. (Josefo AJ 19, 352). Por tanto, hacia el año 30 d.C. los 960 talentos seguramente habían pasado a ser ya unos 1500.
Por otra parte, los reyezuelos y prefectos también sacaban su tajada personal del cobro de impuestos. Ellos tenían que entregar la cantidad exigida al emperador, pero en realidad cobraban al pueblo unos porcentajes mayores, a veces verdaderamente abusivos, de modo que esos 1500 talentos podían llegar a convertirse fácilmente en 2000. La ganancia de 500 talentos iba a engrosar las arcas privadas de estos reyes-cliente y gobernadores. Este dineral representaban una buena fortuna con la que estos personajes podían vivir en muchas ocasiones rodeados de lujo y derroche. Herodes Antipas fue el exponente de rey necio que se granjeó la enemistad de su pueblo por sus continuos excesos. No es de extrañar, pues, que se produjeran entre el pueblo judío frecuentes protestas (Josefo BJ II 4; Tácito “Anales” 2-42). Josefo llama a Herodes Antipas un “amante del lujo” (AJ XVIII 245). Ya que Josefo mismo estaba situado en la élite urbana, hay que tomar este comentario como algo crítico, queriendo decir que Herodes Antipas “se pasaba con mucho”. En cambio, su hermanastro Herodes Filipo parece que gobernó en su tetrarquía con algo más de moderación.
Como elemento de comparación, conviene recordar que un denario era el jornal de trabajo de un obrero común. Un legionario del ejército romano cobrara dos denarios al día. Esos 500 talentos que podían llegar a engrosarse los tetrarcas cada año para sus arcas privadas, o 3 millones de denarios, representaba una fortuna desproporcionada.

3. Jefes de los recaudadores de impuestos
Estos eran a quienes los reyes-cliente y prefectos entregaban de forma directa los derechos de recaudación. Sin duda, ellos se llevaban una parte muy sustanciosa de la operación elevando el impuesto, que ya venía aumentado con el extraordinario plus que aplicaban los gobernantes. Como veremos el impuesto iba aumentando a través de un buen número de intermediarios, de modo que los pagadores finales tenían que sufrir un gravamen mucho mayor que el fijado por los emperadores.
Se les llamaba architelonai. Tenemos un ejemplo mencionado en el evangelio con Zaqueo de Jericó (Lc 19 1-10). En Jericó estaba la capital de una de las toparquías de Judea (la toparquía es una división administrativa justo por debajo de la tetrarquía, con fines fiscales), por lo que Zaqueo tenía un puesto de importancia. Es curioso pero de Lc 19 10 se prueba el hecho de que estos recaudadores jefes se enriquecían hasta límites insospechados a costa de las comisiones. Dice Zaqueo: “Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres, y si engañé a alguno, le devolveré cuatro veces más“. Mucho dinero debía haber acaparado este hombre para hacer semejante afirmación. (Es interesante pensar en cómo debió de sentarle a Pilato, que gobernaba en Judea, el que uno de sus architelonai de Jericó decidiera volverse altruista de pronto. No sabemos qué fue de Zaqueo pero es poco probable que su repentino cambio de conducta le permitiera continuar en su cargo. Los gobernantes necesitaban gente sin escrúpulos para estos puestos.)
La parábola que viene a continuación de la historia de Zaqueo en el evangelio de Lucas (Lc 19 11-28) tiene también muchísimo que ver con estos recaudadores jefes. Se trata de una referencia velada a Herodes Arquelao y su intento de obtener la corona de manos de Augusto. Los criados del aspirante a rey son en realidad los architelonai. Como se puede apreciar de la parábola, estos recaudadores jefes tenían que tener muy buen olfato para los negocios, puesto que no sólo tenían que  entregar la cantidad exigida por el emperador sino también el plus que el gobernante local les exigía. Por tanto, tenían que ser expertos en realizar inversiones productivas y conseguir que su dinero creciera. En caso contrario, no había segundas oportunidades, y se entregaba el puesto a otro. Un cargo semejante, a pesar de lo mal visto que estaba entre los judíos, era sin embargo muy codiciado.

4. Recaudadores de impuestos y funcionarios de aduanas
Los architelonai vendían en realidad sus derechos de cobro de impuestos a recaudadores locales, quienes elevaban con un nuevo plus el impuesto para su ganancia personal antes de aplicarla finalmente a los ciudadanos. Para poder hacer esto se requería que toda persona susceptible de pagar el impuesto (mayor de dieciséis años) estuviera inscrita en algún tipo de censo. Había censos de las personas, censos de propiedades, y censos de actividades industriales. Los recaudadores disponían de estos censos y los mantenían al día. Nadie podía trabajar sin estar inscrito en algún censo. Los recaudadores literalmente perseguían a los morosos e iban casa por casa exigiendo el tributo. Para ello contarían con un buen número de funcionarios encargados del cobro de aquellos que no se presentaban voluntariamente para el pago.
Se aplicaban impuestos, por tanto, por las posesiones y bienes (tributum soli), por la producción, y por las personas o impuesto de capitación (tributum capitis). En caso de un empresario que tuviera jornaleros o esclavos a su cargo, éste retenía una parte del jornal para el pago de este último impuesto. En el pago del impuesto por producción, éste podía hacerse en especie. Este pago en especie se hacía con frecuencia para las cosechas de cereal y para el vino.
Cuando el jornalero no podía pagar el impuesto, estos recaudadores actuaban también como prestamistas, adelantando el dinero en forma de deuda que luego había que devolver con sangrantes intereses.
Pero todo esto son sólo los impuestos directos. Había también un buen número de impuestos indirectos, provenientes de la utilización de puentes y calzadas, el transporte de mercancías (hasta cada producto tenía su precio particular), el uso del agua proveniente de acueductos, el uso de instalaciones portuarias, y una largo etcétera. Para el cobro de estos impuestos se disponía también de un denso cuerpo de publicanos (publicani) o recaudadores de aduanas. Lo más posible es que Mateo, el apóstol, fuera uno de ellos.
Las tasas aduaneras eran del 2%, 2.5%, o 5%, dependiendo de los bienes; y esta tasa de 2% (más o menos) se ejemplifica por uno de los términos técnicos para “recaudadores de aduana”: pentêkostologos (“el recaudador del quincuagésimo”; Ateneo “Los deinosofistas” 2,49; 11,481). Los honorarios de peaje para los caminos variaban considerablemente; también se aplicaban a animales (en tasas diferentes para camellos y asnos) y a las carretas. Presumiblemente los gobernantes reunieron unas buenas sumas por el tráfico local en caminos y puentes. La construcción de estas infraestructuras, sufragadas por los reyes y los emperadores, no se realizaban para la satisfacción del populacho, sino de la clase alta. Para el pueblo llano tan sólo tenía una función fiscal. En una lista de peajes de Coptus, Egipto (90 d.C.), aparecen los peajes, proporcionando alguna idea de las tasas del siglo primero en una provincia romana. Cubren diferentes clasificaciones de personas basadas en el sexo, la posición, y la profesión (por ejemplo, 5 dracmas para un marinero, 20 dracmas para una mujer de marinero); y animales y transportes diferentes (por ejemplo, 1 óbolo para un camello, 4 dracmas para un carro cubierto). Otro ejemplo: los derechos de importación para llevar pescado en sazón a Palmyra en el año 137 d.C. era de 10 denarios por cada carga de camello.

Impuestos religiosos
A toda esta axfisiante situación de la economía de la época hay que sumar el pago de las obligadas
tasas religiosas para el sustento de la clase sacerdotal y del Templo de Jerusalén. Este pago se efectuaba tanto en moneda como también en la forma de un porcentaje de la producción o diezmo.

Había varios impuestos religiosos que era obligado pagar anualmente:
  • Uno procedente de la producción de la tierra y del ganado,
  • otro para el mantenimiento del culto, conocido como el “medio siclo” o didracma,
  • y finalmente, otros menores, como el destinado a la compra de leña para el altar.
Mención aparte están los impuestos por causa del nacimiento de hijos primogénitos.

Impuesto procedente de los productos de la tierra
Este impuesto incluía varios conceptos que podían ser abonados en dinero o en especie. De este impuesto y del procedente del ganado es de donde obtenían los sacerdotes sus mayores ingresos. Se componía de lo siguiente:
  • Las primicias o bikkurim. Afectaba a las llamadas “siete especies”, es decir, las siete principales cosechas en Palestina: trigo, cebada, uvas, higos, granadas, aceitunas y miel. Si se vivía cerca de Jerusalén se llevaba el producto fresco y si se vivía en el extranjero, seco. Llama la atención que a pesar de ser un impuesto, el pueblo organizaba procesiones festivas con gran algaraza para llevar la carga. Se colocaban guirnaldas sobre los cestos, un toro enjaezado marchaba en cabeza para ser sacrificado, y la procesión era recibida en el atrio del templo por los levitas. Cada participarte entregaba entonces su cesto al tiempo que entonaba un pasaje del Deuteronomio. Quizá este ambiente festivo se deba
    a que el pueblo, a pesar de saber que era un impuesto, lo veía aún como una ofrenda religiosa en agradecimiento por la cosecha, que debió ser su significado original.
  • El terumah. Aquí no sólo entraban las siete especies de las primicías, sino también el fruto de los árboles. Sobre todo afectaba al trigo, el vino y el aceite. Había que entregar
    por término medio la quincuagésima parte de los ingresos anuales de la persona. Este pago seguramente se veía más que el anterior como un pago a los sacerdotes, aunque los dos lo eran en realidad, puesto que éstas primicias sólo podían ser consumidas en el interior del templo por los sacerdotes. Las familias de éstos no podían beneficiarse.
  • El diezmo. Era el más importante y de mayor cuantía. Afectaba a todo, hasta a lo más nimio que el agricultor pudiera producir, de lo cual había que entregar anualmente la décima parte. Los evangelios muestran en algunos pasajes la excesiva escrupulosidad que aplicaban los sacerdotes para determinar si el producto era diezmable o no. Hasta los productos menos valiosos, como la menta, el eneldo y el comino, debían tenerse en cuenta (Mt 23 23; Lc 11 42). Este impuesto estaba destinado a los levitas o ministros de segundo orden del templo, pero los sacerdotes habían ideado una argucia para hacerse con parte del botín. La décima parte de lo que percibían los levitas era para los sacerdotes. Y esta parte sí podía usarse por toda la familia sacerdotal.
  • El segundo diezmo. No estaba destinado ni a los sacerdotes ni a los levitas, pero aún así, era un impuesto más que minaba por completo la economía doméstica de la época. Era otra décima parte de todo lo producido, que debía ser llevado a Jerusalén y consumirse allí en banquetes sacrificiales.
  • Finalmente, la “ofrenda de la masa” o hallah. Afectaba a la masa que se hacía con trigo, cebada, espelta, avena y centeno. Se entregaba la masa, no el grano. Un ciudadano normal debía entregar la vigésima cuarta parte, y un panadero la cuadragésima octava parte del total.
Si se suman los porcentajes de cada impuesto puede verse que en total la aportación representa ¡un poco más de la cuarta parte de toda la producción agrícola!

Impuesto procedente del ganado
Lo más importante era la entrega del primogénito macho del ganado. En el caso de animales aptos para el sacrificio (toros, carneros y machos cabríos), debía ser entregado en especie. Si no tenían defecto alguno se sacrificaban, su sangre se asperjaba en el altar y la grasa se quemaba. El resto se lo quedaban los sacerdotes y podían consumirlo en Jerusalén a su antojo. Si tenían defecto entonces todo el animal quedaba en propiedad del sacerdocio. En cuanto a los animales impuros (caballo, asno y camello), tenía que pagarse una cantidad de dinero en concepto de rescate. Por un asno había que pagar una oveja. La cantidad venía a ser de un siclo y medio por cada animal.
También había un impuesto por esquileo para los propietarios de rebaños de ovejas. Venía a ser de unos cinco selá de Judea, o diez de Galilea.
El “medio siclo”
Debía pagarse en la moneda hebrea antigua o tiria (fenicia). El tiempo fijado para hacer el pago era el mes de adar (febrero-marzo) y solía recogerse por medio de recolectores locales en las comunidades, que luego se encargaban de transferir a Jerusalén. Estaba obligado a pagarlo todo israelita varón mayor de veinte años. Debido a que el siclo no era una moneda de curso habitual, el pueblo se veía en la necesidad de utilizar cambistas que realizaban la conversión de moneda, gravando con una nada despreciable cantidad el cambio, y ocasionando que el medio siclo se convirtiera en casi tres cuartos de siclo.
Se cuenta en el Talmud que si una persona acudía al templo para pagar su tributo de medio siclo con un siclo entero, entonces los sacerdotes se quedaban con todo el siclo completo, exigían una cantidad adicional, 2 kalbonot, y devolvían al contribuyente un medio-siclo. El pago de los kalbonot, al parecer, se justificaba en que los sacerdotes después tendrían que cambiar esas monedas a los cambistas, que les cobrarían a su vez por el cambio. Además, al devolver medio-siclo al pagador, le facilitaban el pago para el año
siguiente. Al final, el judío de a pie podían llegar a pagar un quinto de siclo en concepto de cambios de moneda.
Otros impuestos
Se pagaba anualmente otra tasa, concretamente una ofrenda anual de leña para el altar de los holocaustos. Se admitía cualquier clase de leña, excepto la del olivo y cepa de vid.
El rescate de los primogénitos
El hijo primogénito, es decir el primer hijo varón que tuviera una mujer, había de ser rescatado a la edad de un mes mediante el pago de cinco siclos (Nm 18,15-16; cf. Nm 3,44ss; Neh 10,37; Ex 13,13; 22,28; 34,20). No era necesario presentar al niño en el templo, contrariamente a lo que da a pensar Lc 2,22.

En resumen
Podemos imaginarnos la situación económica de un campesino medio de aquella época, o de un comerciante de bajo rango, si le suponemos unos ingresos medios de 500 denarios anuales, y realizamos la siguiente lista de impuestos a deducir:

Concepto Denarios
Impuestos al monarca
50
Otras tasas (caminos, portazgos, aduanas, etc)
25
Primicias
5
Terumah
10
Diezmo general
50
Diezmo para los pobres o segundo diezmo
15
Sacrificios anuales por cualquier causa (ganado, primogénitos,
etc)
9
Tasa anual para el Templo (teniendo en cuenta a los cambistas)
2,5
Total
166,5

Es decir, que se iban sólo en impuestos unos 167 denarios, el 33%, la tercera parte de los ingresos de una persona con pocos recursos, y además sujeto a los riesgos del clima y de una mala época. Podemos imaginarnos el descontento que semejante sangría podía causar en la población, sobre todo al contemplar cómo eran malgastados y derrochados por sus  gobernantes esos ingresos que con tanto esfuerzo y sudor el pueblo se encargaba de producir.

Conclusión
En definitiva, la situación económica de Palestina en aquel tiempo era muy precaria debido sobre todo a los agobiantes impuestos y a la avariciosa burocracia que se había creado en torno a ellos. Los obreros de la época de Jesús ganaban lo justo para vivir, no existía superávit ni había posibilidad de ahorro. Sin embargo, era una situación compartida en todo el Imperio. Los judíos no estaban especialmente gravados a impuestos, y el ciudadano de aquella época, por mucho que se indignara, sabía que no podía hacer nada contra un poder establecido y sostenido por un férreo ejército que se abatiría inexorable al menor síntoma de rebelión anti-recaudadora. A Jesús intentaron hacerle caer en la trampa de manifestar declaraciones en contra del impuesto al César (Mt 22 15-22; Mc 12 13-17; Lc 20 20-26), y él, con buen ojo, y conociendo la nula permisividad que Roma tenía en estos asuntos, eludió la respuesta directa. ¿Había que pagar el impuesto, o había que rebelarse contra esta situación? En el caso de los judíos había un trasfondo distinto que en el resto de pueblos para el impuesto romano. Los judíos no resentían en especial el impuesto al César por la simple cuestión económica, sino más bien un criterio de celo religioso. Y fue ese celo religioso, y no la cuantía del impuesto, la que finalmente desató en varias ocasiones la rebelión armada contra Roma. Pero por lo general, la situación, aunque asfixiante, siempre fue admitida y soportada de una forma u otra por todos los habitantes de aquel tiempo.




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Breve Historia de las ONG's


Breve historia de las ONG's Las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) han estado presentes en los asuntos internacionales desde la segunda mitad del siglo XIX. En 1840 se reunió la Convención Mundial contra la Esclavitud que provocó la movilización internacional para acabar con el comercio de esclavos.
Ahora las ONGs se ocupan de una gran variedad de cuestiones y causas: el intercambio científico, la religión, la ayuda de emergencia y los asuntos humanitarios. Las Juntas Pugwash sobre Ciencia y Asuntos Mundiales, el movimiento internacional de los Boy Scouts, la Ayuda Cristiana y la Cruz Roja Internacional son algunos ejemplos de este fenómeno en crecimiento. Si en 1909 había unas 200 ONGs internacionales registradas, a mediados de 1990, favorecidas por el rápido desarrollo de las comunicaciones globales, había bastante más de 2.000.

Las ONGs tienen ahora un papel más oficial que nunca en cuerpos internacionales como las Naciones Unidas (ONU), la Organización para la Seguridad y el Desarrollo y la Unión Europea. El artículo 71 de la Carta de las Naciones Unidas encarga al Consejo Económico y Social de la ONU (ECOSOC) que "adopte las medidas necesarias para la consulta con las organizaciones no gubernamentales".
Las ONGs son militantes, efectivas y disponen de un amplio apoyo económico. Su actividad permite los contactos y los acuerdos transfronterizos sin que los gobiernos se vean involucrados. Son aceptadas como parte de las relaciones internacionales y, al influir sobre las políticas nacionales y multilaterales, adquieren cada vez un mayor protagonismo. 

En España y América Latina el desarrollo de las ONGs en la última década ha sido espectacular. En España su insistencia y el apoyo de la opinión pública ha obligado al Estado y a los gobiernos regionales (Comunidades autónomas) y locales (Ayuntamientos y Diputaciones) a prometer un aumento hasta el 0,7% de sus presupuestos, en las ayudas y el apoyo que prestan a estas organizaciones. Gracias a esos recursos las ONGs españolas y sus contrapartes en los países de América Latina pueden desarrollar programas de cooperación al desarrollo, la sanidad, la educación y el bienestar, que suelen ser tanto de carácter bilateral como realizados mediante el acuerdo y la participación de ONGs procedentes de diversos países.

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FEREDE reprocha al Gobierno "dejación de responsabilidad" en la organización del funeral de Estado

También expresa su "decepción y pesar" por una nueva oportunidad perdida de despejar dudas sobre la "confesionalidad encubierta" del Estado español
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Protocolo cardenalicio. El cardenal arzobispo Sitach ingresa sonriente en la Catedral, por detrás de los reyes y por delante de los presidentes de España y de Cataluña. / EFE


(FEREDE, 27/04/2015) La Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España ha vuelto a dirigirse al Gobierno de España, al Govern de Cataluña y a la Casa Real, para expresar su decepción y pesar por lo que considera una "dejación de responsabilidad" en la organización del funeral de Estado en memoria de las víctimas del accidente aéreo de la compañía Germanwings, en el que fallecieron 150 personas, entre ellos 52 ciudadanos españoles.
"Dejación de responsabilidad, porque es al Gobierno –y no a ninguna confesión religiosa particular—a quien corresponde y compete la organización de un funeral de Estado que represente al conjunto de los ciudadanos españoles", dice FEREDE.
La Federación evangélica reprocha a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría --en los mismos términos que al presidente Artur Mas y a SM el Rey Felipe VI--, que se haya dejado pasar "otra oportunidad de demostrar a España y al mundo entero, el reconocimiento y respeto del Estado español a la pluralidad de creencias y sensibilidades que encarnan hoy los ciudadanos en la España del siglo XXI."
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Representantes de las comunidades evangélica, judía y musulmana. Se les permitió una breve intervención dl finalizar la misa católica / EFE
"Otra oportunidad perdida" (también) "de despejar las dudas sobre la 'confesionalidad encubierta' del Estado español, contraria al espíritu y la letra de nuestra Constitución que, desde distintos sectores de la sociedad, venimos denunciando cada vez que se produce un hecho similar", dice FEREDE en su carta.

RESPONSABILIDAD INELUDIBLE DEL GOBIERNO
FEREDE reconoce los intentos de los gobiernos central y autonómico por "persuadir" al cardenal arzobispo Lluís Martínez Sistach de que "atendiera razones", pero insiste en la responsabilidad "ineludible" de los responsables políticos.
"Parecía razonable esperar que los nuevos vientos que soplan desde Roma tuvieran algún eco de apertura en el seno del episcopado católico en nuestro país. Lamentablemente, no lo parece en este caso. El cardenal arzobispo Sistach ha actuado de manera idéntica a como lo hiciera en su día su (ex) homólogo en Madrid, Antonio María Rouco Varela, en ocasión del funeral de Estado en la Catedral de La Almudena, por las víctimas del accidente de Spanair".

PARTICIPACIÓN "MARGINAL" DE OTRAS CONFESIONES
La Federación protestante también se expresó en términos severos, respecto a la participación "marginal y humillante" que se les ofreció a las minorías religiosas tras la finalización de la misa católica.
"La concesión indulgente, por parte del Cardenal arzobispo, a que las minorías tengamos una participación marginal una vez finalizada la misa, supone una humillación inaceptable que nos sitúa ante la disyuntiva de tener que rechazarla por indigna, o aceptarla por deferencia a las víctimas y a sus familiares".
FEREDE espera "que sea la última vez que se nos obligue a afrontar esa disyuntiva", y para ello vuelve a pedir un protocolo oficial para los actos de Estado.
"Pedimos a su Gobierno un compromiso real y efectivo con la aconfesionalidad constitucional y que se establezca, de una vez por todas, un protocolo para todos los actos de Estado, con arreglo a los principios de libertad, igualdad y neutralidad religiosa".


Fuente: FEREDE | Redacción: Actualidad Evangélica

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Joaquin Casado, el "Quijote" por la causa evangelica

Escrito por ACTUALIDAD EVANGÉLICA
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El pastor Joaquín Casado (derecha) dirigiendo un estudio bíblico |


Joaquín Casado Aguilera, maestro de escuela, pastor y evangelista que, con el apoyo de la Misión Evangélica Española, sirvió al Señor en tierras de "El Quijote" (Castilla La Mancha -Valdepeñas, Puertollano-), lo que supone toda  una metáfora de su vida y la de quienes, como él, pusieron los cimientos del cristianismo evangélico contra viento y marea, en la España del nacional-catolicismo, pagando por ello un alto precio Este bello relato, escrito por sus hijos en homenaje a su memoria, es una página de la historia del evangelio en España que ningún evangélico contemporáneo, nativo o extranjero, debería dejar de leer. Por ello lo publicamos de forma íntegra, pese a su extensión.

JOAQUÍN CASADO AGUILERA 1913 – 1992

Un recuerdo de sus hijos en el centenario de su nacimiento

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Joaquín y Josefa evangelizaron numerosos pueblos de Castilla La Mancha y, pese a las muchas adversidades que debieron enfrentar, su obra pastoral permanece y dejaron a sus cinco hijos un importante legado espiritual, cultural y humano
Nuestro padre nació en Guarromán (Jaén) el 20 de abril de 1913. Hijo de Andrés Casado y Margarita Aguilera. Cuando contaba ocho años de edad, su familia al completo se trasladó a Valdepeñas (C. Real), debido a la vinculación que estableció con Percy Buffard, el fundador de la Misión Evangélica Española. El primer contacto entre ambos se debió a una invitación de sus abuelos, ya creyentes, que tuvo lugar en el año 1918, cuando nuestro padre contaba solamente cinco años.
Tres años después, en 1921, se trasladaron a Valdepeñas debido a que las relaciones entre la familia y la Misión Evangélica Española se fueron estrechando. Para esa fecha, Miguel Aguilera, hermano de su madre, ya trabajaba como evangelista para dicha misión. Poco después, también su padre empezaría a colaborar con la misión como colportor. En uno de sus frecuentes viajes por aquellas carreteras prácticamente intransitables, llenas de clavos desprendidos de las herraduras y de excrementos de los animales de carga, Andrés se hizo unas heridas en las manos como consecuencia de una caída fortuita. La infección de las heridas terminó dejando huérfanos a Joaquín y a sus dos hermanos, Manuela y Andrés. Corría el año 1927.
Aunque la prueba fue dura, no consiguió separar a ningún miembro de la familia del seguimiento de Jesús ni del ejercicio de sus ministerios. El tío, Miguel Aguilera, siguió con su trabajo evangelístico y Margarita, nuestra abuela paterna, viuda ya, siguió colaborando con la misión prestando su ayuda en una especie de casa de curas y dispensario médico que pusieron en funcionamiento para dar una atención básica a quienes no podían costeárselo y atendiendo a los estudiantes del instituto bíblico, establecido por la misión. Desaparecido su padre, Joaquín se hizo inseparable de su tío Miguel, por quien siempre sintió un afecto y una admiración muy especiales, acompañándole con frecuencia en su ministerio evangelístico, ministerio en el que destacó notoriamente durante los años previos a la guerra civil.

MAESTRO DE ESCUELA
A la edad de 18 años terminó los estudios de magisterio. Dos años después empezó a ejercer como maestro interino en Porzuna (Ciudad Real). Poco más tarde, en 1935 obtuvo una plaza en propiedad de maestro nacional en la Escuela Nacional Mixta de Hornos de Segura (Jaén). Posteriormente, en 1943, fue trasladado a la Escuela Unitaria número 3 de Benejúzar (Alicante).
Tanto en la etapa de la República, como durante la contienda y aún los primeros años del régimen de Franco, nuestro padre gozó de una libertad total en cuanto a la enseñanza ética y religiosa de los niños. No los llevaba a misa, ni les enseñaba rezos, doctrinas o dogmas de la Iglesia Católico Romana, ni él tuvo necesidad de requisito adicional alguno al título de magisterio para ejercer. Como, por añadidura, no se significó políticamente, sus problemas con el régimen no comenzaron hasta que la dictadura publicó la Ley de Enseñanza Primaria de 1945. Dicha ley entregó la enseñanza de los niños españoles en manos de la Iglesia Católico Romana, llegando a tener ésta aún mayor poder y autoridad de los que tuvo durante la precedente época monárquica. Tanto es así, que hizo del maestro, y a través de él de la escuela, el principal medio de adoctrinamiento en la ideología del nacional-catolicismo. Poder y autoridad claramente visibles en los siguientes párrafos, pertenecientes al preámbulo y al artículo 57 de dicha ley.

"CON LA IGLESIA [CATÓLICA ROMANA] HEMOS TOPADO"
En el preámbulo, después de un repaso de corte histórico que abarca desde Quintiliano hasta algunos supuestos pedagogos católicos de la Edad Media, al exponer los motivos de la nueva ley, se dice textualmente que “La escuela española, en armonía con la tradición de sus  mejores tiempos, ha de ser ante todo católica. Por eso, La Ley no vacila en recoger, acaso como ninguna otra en el mundo, y en algunos momentos con literalidad manifiesta, los postulados que consignó Pío XI como normas del derecho educativo cristiano en su inmortal encíclica Divini illius Magistri. De conformidad con ellas y con los principios del Derecho Canónico vigente se reconoce a la Iglesia el derecho que de manera supereminente e independiente de toda potestad terrena, le corresponde para la educación por títulos de orden sobrenatural y la potestad que le compete…”.
Por su parte, el artículo 57 recoge los deberes del maestro de primaria, estableciendo en su apartado segundo el siguiente: “Cooperar con la familia, la Iglesia, las instituciones del Estado y las del Movimiento en la educación primaria. Con la familla, informándola periódicamente del aprovechamiento de sus hijos. Con la Iglesia, mediante el respeto filial a la misma, la conducción de los niños a la misa de la parroquia los días de precepto y una perfecta inteligencia con el Párroco que permita su eficaz acción apostólica en los escolares feligreses, y entre otros medios, visitar las Escuelas, tanto públicas como privadas, y explicar en ellas algún punto de doctrina cristiana. Con las corporaciones locales, a fin de que éstas, en un ambiente de comprensión y armonía, cumplan sus deberes para con la Escuela. Con el Frente de Juventudes y la Sección Femenina, prestando eficaz colaboración a la obra que estas instituciones realizan”. En el apartado tercero se añade: “Estimar su vocación como servicio debido a Dios y a la Patria” y en cuarto: “Prestar juramento de fiel servicio”.

EXCEDENCIA INVOLUNTARIA
Gracias a su testimonio personal, nuestro padre contó con la cobertura de algunas personas ilustradas que se alinearon con el régimen más por obligación que por devoción, entre las cuales se contaron algún religioso y un inspector de enseñanza primaria, que llegó a tenerle al corriente de las maquinaciones del régimen contra él. A pesar de ello, la situación terminó por hacerse del todo evidente, de modo que la dictadura, fiel a su decisión de hacer de los maestros de primaria la punta de lanza de la ideologización católica y fascista de los niños españoles, decidió abrirle un expediente para expulsarlo del cuerpo de maestros nacionales. Fue un inspector de enseñanza primaria, amigo suyo, quien le aconsejó que solicitara la excedencia antes de que le abrieran el expediente, con la esperanza de que a lo largo de los diez años a que tenía derecho, el régimen suavizase su ímpetu adoctrinador y ello le permitiera volver a ejercer su profesión. La excedencia le fue concedida el 22 de octubre de 1952, con efectividad del 31 de dicho mes. Pero para esa fecha ya llevaba cerca de tres años sin dar clases, gestionando suplencia tras suplencia.
"JOSEFA", COMPAÑERA EN EL AMOR, EN LA FE Y LOS PADECIMIENTOS
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El pastor Joaquín Casado, oficinado una boda en la Iglesia Evangélica de Puertollano en 1969
En 1948 se casó con Josefa Cámara Fernández y en 1950, una vez frustrado el intento de emigrar a Argentina junto con su madre y el resto de la familia, pasó a trabajar a tiempo completo para la Misión Evangélica Española. En 1952 ya les habían nacido los dos hijos mayores, David y Daniel, a los que se sumaron Joaquín, Margarita y Eunice.
Sacrificar su puesto de trabajo por no claudicar a las pretensiones del nacional-catolicismo significó una dura experiencia en todos los ámbitos de su vida, especialmente en el profesional, porque era un enamorado de la enseñanza, y en el económico. No le importó cuidar colmenas o hacer jabón en la fábrica de un hermano en Benejúzar, fábrica que se terminó cerrando debido a la difícil situación económica. Al final, la Misión Evangélica Española, interesada como estaba en contar con él, lo contrató. El salario acordado fue de 500 Pts mensuales, “siempre y cuando hubiera dinero para ello”, tal como se especificaba en la cuartilla manuscrita que hacía de contrato. Lamentablemente, este documento, que hemos llegado a ver, se extravió en el traslado de Valdepeñas a Puertollano, el año 1969. Para valorar el quebranto económico que le supuso ser fiel a su Señor Jesucristo, baste decir que el salario que empezó a percibir de la misión no llegaba al 50% del que percibía como maestro nacional, siendo así que el salario de estos era tal que dio lugar al conocido dicho “pasas más hambre que un maestro de escuela”.
La falta de regularidad en el pago de los salarios puso a nuestros padres en más de una situación difícil como, por ejemplo, la que se dio con ocasión del nacimiento de su hijo mayor. No sabían como iban a pagar a la comadrona porque no tenían, literalmente, ni cinco céntimos, pero ese mismo día experimentaron la Providencia divina de forma inolvidable: a primera hora de la mañana, llegó un giro de Inglaterra con el que pudieron pagar a la comadrona y realizar algunas compras, escasas desde luego, pero imprescindibles y suficientes para la ocasión.

MINISTERIO A TIEMPO COMPLETO
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Tras años de evangelizar pueblos en bicicleta, Joaquín pudo disponer de una moto, con la que visitaba regularmente pueblos como Cózar, Aldeahermosa de Montizón, Chiclana de Segura, Úbeda, Santisteban del Puerto, Villanueva del Arzobispo, etc
Los planes de Dios echaron por tierra los suyos, evidentemente, pero en 1950 renunció al desempeño de su profesión secular y se dedicó a la obra del Señor a tiempo completo y en cuerpo y alma. El objetivo de su vida a partir de ese momento fue cuidar el pueblo del Señor y  proclamar el evangelio, de forma esforzada y decidida.
La Misión Evangélica Española tenía por esas fechas una veintena de iglesias en las provincias de Ciudad Real y Jaén, de las que la iglesia de Valdepeñas ejercía como iglesia madre, ya que allí estaba fijado el domicilio de la misión y allí residían los misioneros ingleses que la dirigían. Escasa de personal como estaba, a nuestro padre le tocó hacer de secretario, tesorero, profesor de teología y pastor. Y todo ello con una escasez de recursos que impresiona. Aún tenemos grabada en nuestra mente la imagen de nuestro padre imprimiendo boletines e informes con las inefables multicopistas manuales de tambor, y antes que éstas, las de rodillo. También le recordamos perdiéndose calle arriba montado en la moto, con el atuendo propio de la época, para dirigirse a Cózar, Aldeahermosa de Montizón, Chiclana de Segura, Úbeda, Santisteban del Puerto, Villanueva del Arzobispo, etc., etc., etc.
Pero claro, estos recuerdos son ya de finales de los años cincuenta y principios de los sesenta. Antes, siendo nosotros demasiado pequeños para recordarlo, hizo estos desplazamientos no en moto, sino en bicicleta. Casi cada fin de semana cogía su bicicleta en la madrugada del sábado, se subía en el tren con ella, iba hasta Vilches y, desde allí, a base de pedales, se dirigía primero a Chiclana de Segura y desde allí a Aldeahermosa de Montizón, donde celebraba sendos cultos. Oficiado el último, vuelta a dar pedales hasta Vilches para coger de vuelta el tren y llegar a Valdepeñas el lunes a primera hora. El recorrido, 130 Km. Pero 130 Km de carreteras que no eran tales, sino auténticos caminos de cabras, asfixiantes por el polvo en verano y auténticos barrizales en invierno, recorridos sobre una bicicleta inglesa, grandota y que, por pesada, parecía hecha con plomo en vez de hierro, característica que podemos atestiguar algunos de nosotros.

LA IGLESIA DE PUERTOLLANO
Cuando tenía unos 37 años, comenzaron estos viajes y 45, aproximadamente, cuando finalizaron. A partir de ahí llegó la moto y más tarde el automóvil, adquiridos con recursos de la misión, siendo estos tan escasos que durante un buen número de años estos medios fueron utilizados simultáneamente por más de un obrero y/o misionero. Finalmente, en 1969 dejó el pastorado de la iglesia de Valdepeñas y fue enviado a pastorear la iglesia hermana de Puertollano, motivo por el que estos viajes cesaron casi por completo. De todos modos, queremos dejar constancia que aún en automóvil los viajes requerían una entrega encomiable. Echarse a la carretera en pleno verano, recién comido, para recorrer las provincias de Ciudad Real y Jaén a primera hora de la tarde en un automóvil sin aire acondicionado, con asientos de plástico barato, y recorrer 140 km a la velocidad que permitían los vehículos y carreteras de hace cincuenta años y llegar sedientos y empapados de sudor, no era precisamente un viaje de placer.
Pastoreó la Iglesia Cristiana Evangélica de Puertollano desde 1969 a 1985, jubilándose a la edad de 72 años, cuando su cuerpo ya no daba para más, a pesar de que seguía manteniendo una lucidez total. Puso fin a sus 35 años de ministerio sin saber lo que es tener un día reglado de descanso semanal o unas vacaciones reglamentarias, no ya de un mes, sino de tan solo quince días.
Antes de jubilarse como pastor, a la edad de 69 años inició los trámites para solicitar la pensión estatal que pudiera corresponderle por los casi 18 años de servicio que había prestado como maestro. La respuesta inicial fue que no le correspondía pensión alguna, pues no había llegado a cotizar el mínimo de 20 años exigible según la normativa legal de la época en la que había ejercido. Decidió entonces iniciar los trámites para solicitar su reincorporación al servicio activo como maestro, lo que, en principio, no le correspondía por el hecho de que él había solicitado una excedencia “voluntaria” y había agotado sobradamente el plazo máximo de 10 años para volver a la docencia. Fue necesario alegar que la excedencia fue consecuencia de la represalia franquista por profesar la religión evangélica y por negarse a cumplir los deberes más arriba mencionados. El Estado terminó reconociendo que había sido represaliado por su fe y fue readmitido en el cuerpo de maestros en septiembre de 1982 y, acto seguido, solicitó su jubilación y pasó a disfrutar de la pensión que le correspondía según la legislación vigente. Para que el Estado reconociera que había sido represaliado bajo el régimen franquista por su fe en el Señor fue determinante un certificado firmado por el alcalde de Valdepeñas en el que hacía constar que era notorio y público para toda la ciudad que Joaquín Casado Aguilera era hombre de bien y que desde su infancia había profesado la religión evangélica, así como de otros personajes que lo conocían desde su época de estudiante, cuya amistad conservó a pesar no compartir la misma fe. Esta es, sin duda, una de las experiencias más claras en las que toda la familia ha visto la fidelidad del Señor y el cuidado que él tiene de todos los que le aman.


"LOS NIÑOS Y JÓVENES EVANGÉLICOS DEBEN ESTUDIAR"
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Joaquín y Josefa (centro) rodeados de sus hijos y nietos, en una foto familiar de 1985
Finalmente, queremos resaltar una firme convicción de nuestro padre del que nos hemos beneficiado y por el que le estamos sumamente agradecidos; a él y a nuestra madre, que compartió su parecer. Nos referimos a su profundo convencimiento de que los niños y jóvenes evangélicos debían estudiar y la decisión con que lo llevó a cabo. Tanto nuestra madre como él sufrieron privaciones económicas considerables al renunciar a los salarios que a partir de los catorce o quince años hubiéramos podido aportar a la maltrecha economía familiar. También aceptaron la separación de sus hijos, ya que dada las circunstancias de la España franquista, todos nosotros hicimos al menos nuestros bachilleratos en el Colegio Evangélico El Porvenir, de Madrid, retornando a casa sólo en las vacaciones de Navidad, Semana Santa y verano. Nosotros y un buen número de niños de la Iglesia Cristiana Evangélica de Valdepeñas, diciendo mucho de su empeño y esfuerzo el que lograra convencer a un buen número de padres para que hicieran lo mismo con sus hijos. Baste decir a este respecto que en el Colegio Evangélico El Porvenir, en la década de los sesenta, llegó a haber tantos niños de Valdepeñas como de toda Andalucía o Extremadura, las regiones que por su vinculación con la Obra Fliedner más representación tenían. Pero, a fin de cuentas, no es lo único que tenemos que agradecerle.
El 23 de mayo de 1992 fue llamado a la presencia de su Señor y Salvador, a quien con tanto sacrificio personal, pero también con tanto gozo, sirvió desde su juventud. Y, añadimos de nuevo, con tanto esfuerzo, ya que su salud, rebosante hasta los 35 años, se vio minada a partir de esta edad por los esfuerzos y por una serie de errores médicos de consideración, uno de los cuales terminó por ocasionarle la muerte. Pero no queremos cerrar estas líneas sin dejar constancia de otras virtudes suyas que han contribuido a nuestra formación. Su integridad, amor y ejemplaridad nos acompañarán a lo largo de nuestras vidas.

Autores: Los hijos de Joaquín Casado Aguilera. | Editado por Actualidad Evangélica